PAREJAS QUE PERDURAN Y PAREJAS DESERTORAS
Cuando la relación de amor se ha visto expuesta al riesgo por una
infidelidad, maltrato físico o al daño causado por los celos enfermizos,
estamos ante un panorama en donde nos aterra pensar en las decisiones que hay
que tomar, en donde tal vez nos vemos invadidos de ira ante lo que estamos
enfrentando.
Son estos momentos desafiantes cuando nos surge la pregunta de si
podremos o no seguir adelante y muchas veces, simplemente, renunciamos a
continuar, pues vemos en la separación la única alternativa. Sin embargo, hay
quienes se sobreponen imponentemente a las contrariedades que atacan a su
relación de pareja y logran perdonarse, mejor aún, se encaminan hacia la
reconstrucción de la relación.
Es importante saber que siempre hay problemas en la relación, de hecho
hay algunos indicadores de fracaso en la pareja comprometida que están sustentados
en estudios científicos del comportamiento humano. Primero, hemos de ver que a
través de los meses o los años las parejas van acumulando tensiones y sus
habilidades para resolver problemas van
entrando en un espiral oscuro que les resta creatividad para proponer
alternativas, pronto sus habilidades para comunicarse se van deteriorando,
sobre todo del tipo de: a dónde vamos, con quién salimos, qué hacemos para el
fin de semana, cómo distribuimos los ingresos, quién corrige a los hijos y así
hasta que la relación se agota.
Estas parejas generalmente son monofocales, viven como si fueran
solteros, tienen un proceder confuso en donde en vez de sentarse a dialogar y
tomar acuerdos se muestran persecutorias e incluso agresivas o viven
permanentemente enojados y al final se resignan y se sientan a medir su frustración
y a actuar su resentimiento. ¿Qué suele hacer que una pareja termine? Las
relaciones comienzan con muchas ilusiones y expectativas, pero al paso del
tiempo uno de los dos o ambos se desenamoran y empiezan a experimentar
sentimientos mixtos hacia la pareja, es en este tramo en donde dejan de ofrecer
atenciones, olvidan las cursilerías y dejan de pedir detalles como si ya no
hubiera que conquistar su amor, se vuelven tan cotidianos que incluso el sexo
se torna una situación de costumbre a veces que ni se apetece, es una relación
donde el otro se vuelve solo un “roomate”.
Muchos creen que la permanencia en las relaciones es una moneda al aire,
pero la ciencia de la ecología humana nos ha demostrado en recientes
investigaciones que hay tres factores que pueden predecir si la relación va a
durar o no. Si tú identificas alguno de estos indicadores has descubierto la
amenaza más importante en tu relación. Los que están del lado del amor ofrecen
actitudes que incorporan a la relación cualidades de pertenencia, cercanía y
apego sano, ellos creen que lo que hacen es importante para la relación y para
su pareja, suelen hablar y resolver el problema en plural con frases como “¡Qué nos pasa, creo que no estamos haciendo
las cosas bien!”. Buscan soluciones en vez de criticar la conducta del otro.
Pero ojo, nada ocurre por sí solo, si están del lado del ambivalente o
negativo, se muestran egoístas, están confundidos o ansiosos acerca de la
relación, están defensivos y se refieren a sí mismos como atrapados o
presionados para continuar en la relación, pero no se van, ahí siguen, no les
da gusto estar en casa, se enojan cuando hay hacer planes juntos o cuando
reciben alguna solicitud de su pareja, se quejan constantemente, quieren estar
en su zona del “solo yo y mi momento”.
Las creencias que uno tiene sobre su pareja influyen en cómo vivimos la
relación. Lo que hace relaciones perdurables es ver a tu pareja sensible, agradable,
cooperativa, generosa, no te está criticando, en cambio te entiende y acepta
que tú eres lo más cercano a sus expectativas y te ve grande, comparte sus
tiempos y sus espacios comunes. Es como ser “fan” de tu pareja, lo vez extraordinario.
Pero en el lado negativo vez a tu pareja que es necia, controladora, de
mal genio, suele llevar la contraria invariablemente, te critica destructivamente en lo físico, le
molestan tus hábitos, esto augura que
esta relación va acabar mal. En el fondo
él o ella les cae fatal.
Agregaré que al vivir en compromiso hemos hecho una “con-promesa” como
su raíz etimológica avisa, nos hemos hecho la promesa de apoyar la actitud que
involucra al otro en mi vida, he de nutrir mi relación para preservarle
perdurable, habrá que negociar y cambiar las estrategias varias veces en el
camino para crear y mantener el vínculo.
Cuenta conmigo en Facebook como Doctora Miroslava Ramírez en MORELIA.
Twitter: @MiroslavaPsic
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