Próximamente
celebraremos a las esas madres inspiradoras que crían hijos psicológicamente
sanos capacitados para funcionar plenamente y habilitados para aportar grandes
cambios a nuestra sociedad. Pero también hay
aquellas posesivas cuyos críos son temerosos, agresivos, aflojerados,
desocupados, que no desarrollan la capacidad para hacer frente a la vida y que
su punto de llegada ante situaciones de amenaza o de reto será siempre el útero
materno. Reflexionar sobre el modelo de maternidad que estas ejerciendo es útil
para conseguir o preservar suficiente salud emocional, pues de la manera en que
te reconozcas o califiques como mamá dependerá tu tranquilidad y el nivel de
satisfacción contigo misma. Seguramente
estas preguntándote, (ese término de “castrante” suena aterrador ) ¿ qué clase
de conductas hacen a una madre castrante?, te sacaré de esa duda
inmediatamente. Esta clase de mamas son aquellas que sin darse cuenta (y muchas
veces por imitación de su propia mamá) alienan o marginan la figura del papá haciéndolo
casi invisible para los hijos y con ello anulan también la autoridad que este
representa en la familia. A este tipo de
madres se les ve cuidando en exceso todos los detalles hasta el punto de ser
invasivas, siempre sacrificadas por los hijos
llegando a tornarse asfixiantes,
custodian las necesidades de sus hijos pero inconscientemente logra inutilizarlos para lograr ser requerida y
necesitada toda la vida. Los hijos de madres castrantes muestran un desarrollo
emocional deficiente y son los típicos que no han logrado cortar el cordón
umbilical pues la figura de la madre castrante eclipsa a cualquier otra mujer u
hombre que con el que se pretenda construir una relación amorosa y lo peor de
todo es que las consecuencias en la vida adulta de este hijo se trasladan hasta
su vida afectiva y sexual, pues genera dificultades para abrirse al
enamoramiento, y su desempeño erótico es infantilizado o de poco o nulo
disfrute. He atendido casos de madres de
sin percatarse de esa fuerza avasalladora y amenazante enferman a sus hijos
física o psicológicamente “alimentando” su enfermedad, por ejemplo aquellas que
los enferman de dependencia a las comodidades de la casa, o las que fomentan la
adicción a los juegos de vídeo o incluso a algún alimento chatarra con la
bandera del “chiqueo”. En alguna ocasión
atendí a otro varón que acudía a la casa materna cada vez que se enfadaba con
su esposa, la madre le recibía con todas las comodidades y hasta compartían la
misma recámara con lo que la figura del padre volvía a ser ignorada¡ o están
aquellas que se niegan a dar la atención psicológica a los hijos por temor a
ser desplazadas como confidentes o como el centro de atención y dirección.
Hay cariños que
matan en nombre del amor, si te has
convertido en la inquisidora permanente de tu hijo, te informas de su vida
amorosa, te mudas cerca de su vecindario y hasta tienes llave de su casa, le llamas a todas horas, lo rastreas como
antena parabólica, si te inmiscuyes en sus planes vacacionales y das tu opinión
sin que te lo pidan, si financias sus compras y decides por él-ella, si le
acercas la medicina ante la mínima comezón, si ofreces lo que no te pide,
administras sus dineros, o si esperas con ansias sus visitas y ante cualquier
ausencia le armas tremendo drama, seguramente estas generando grandes dosis de
culpa y/o frustración en tu hijo-hija por no poder cubrir tus expectativas,
esas dos emociones actúan como corazas
de acero atadas a su pecho y su mente.
¿Pero qué hacer
si soy hijo de una madre castrante? Ejecutar un acto de justicia para contigo
que a su vez promueva la salud de tu mamá. Mientas ella lee este articulo y
busca ayuda profesional que le ayude a poner cese a ese afán de dominio, el
hijo precisa iniciar la rebelión, una retirada necesaria, sometimiento versus
liberación, salud versus enfermedad. La madre castrante debe iniciar el
reconocimiento de que no puede crecer al lado de su hijo que ya ha formado su
propia familia, adecuar su nuevo rol sin pretender involucrarse en la vida
privada de sus hijos, debe buscar intereses propios y salir de su aburrida vida
devolviendo la vista y la importancia a su figura masculina y sanar la relación
de anulación que prevaleció por tanto tiempo.
Artículo originalmente publicado en el suplemento "Facetas" del diario La Voz de Michoacán el día 8 de mayo de 2016.
Cuenta conmigo en Facebook como Doctora Miroslava Ramírez en MORELIA.
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