LA CALIDAD DE VIDA Y LA SALUD EMOCIONAL

Muchas de las cosas que realizamos día con día tienen como meta producirnos bienestar, nos proponemos tener un mejor salario, aumentar nuestra preparación académica, conocer mas lugares, acrecentar nuestra cultura, vivir en una casa mas grande, incluso bajar de peso. Pero ¿qué ocurre que cuando más planeamos y nos esforzamos, no logramos ver avance en nuestros objetivos?¿por qué pareciera que vamos hacia donde no queremos ir?

Lo que dirige y gobierna la conducta y personalidad de un sujeto en la vida diaria son las condiciones psicológicas, es decir, el pensamiento, el sentimiento y las emociones influyen de manera importante en las decisiones y las acciones que tome la persona en su vida. Pero ¿Cuántos de nosotros no vivimos negando, ignorando o reprimiendo nuestras emociones? ¿Cuántas veces no te ha pasado que confundes tu sentir con tu pensar?

Si te ocurre que tus esfuerzos son duplicados y tu experiencia de displacer e insatisfacción persiste, probablemente sea el momento de echar un vistazo a dos aspectos esenciales que pueden explicar la razón por la que tu organismo y tu mente parecen ir en direcciones diferentes. Típico que lo que quiero no checa con lo que debo hacer, y lo que siento no corresponde con lo que hago. Solo cuando somos capaces de reconocemos, es decir, cuando estamos dispuestos a aceptar quienes somos hoy y dejamos ir el que fui ayer (aquel que era cuando trabajaba en aquella empresa, la que era cuando estaba en compañía de aquel amor, los que éramos cuando los hijos aún estaban en casa, la que era cuando no tenía arrugas y mi energía no tenía límites, etc.) podemos decir que estamos en la antesala al gran salón de la plenitud autentica. Pero una vez en ese sitio, viene un segundo paso: saber identificar lo que siento. Se ha demostrado que las personas con mayor capacidad para expresar sus emociones tienen mejores relaciones interpersonales, siendo éste último elemento una característica predominante en las personas más felices y exitosas. Difícilmente alguien que desconoce lo que pasa dentro de sí mismo podrá controlar su enojo, su tristeza o atender su frustración de manera eficaz y oportuna, por lo cual no logrará entenderse con su entorno familiar, laboral y mucho menos logrará establecer relaciones funcionales de tipo afectivo o amoroso.

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