LA TOLERANCIA CON LOS HIJOS, UNA NECESIDAD SOCIAL.
Como decían las abuelitas: “Siempre se consigue más con miel que con hiel”, los padres debemos ser tolerantes y para eso hay que aprender primero a reconsiderar las opiniones dándonos tiempo, esta palabra ocupa un gran espacio en la respuesta a cómo lograr ser más tolerante. En nuestros días la velocidad nos resta capacidades para ver, para tocar, para oler , es decir para vivir y darnos cuenta¡. Es preciso que re-prioricemos, que anotemos lo que en éste momento es importante para ti y sigas esa dirección. Verás que gran cambio hace el darte tiempo para decir NO a las sobre-exigencias y lo facilitador que será para tu meta. Más tiempo de calidad es igual a una mamá más tolerante. Necesitas darte tiempo para ti.
Los padres debemos ser tolerantes, en los conceptos normales y a la vez, firmes (y no primitivos)en los conceptos fundamentales, es decir, los padres deben ser consistentes en las decisiones de asuntos esenciales como los hábitos: la higiene, la práctica de sanas normas sociales, su práctica espiritual, su atención en la vida académica, su convivencia familiar. Pero también lograr ser serenos y asertivos para “dejarse ganar una que otra vez” ante actitudes de los niños que no ameritan todo el tiempo una atención o control desmedido.
Ahondar en el valor humano de la tolerancia, permite aprender la importancia de soportar nuestras mutuas debilidades y nos permitirá tolerar en otras personas los defectos similares a los nuestros, pues es muy fácil encontrar defectos en el prójimo y muy difícil tolerárselos y mucho más elogiárselos.
Practica las siguientes alternativas, porque las personas sanas siempre encuentran más de un camino por elegir.
1. Olvídate de la vieja idea de mantener TÚ el control de la situación y deja que tu hijo tome el control de SU sensación. Recuerda: déjate ganar de vez en cuando con situaciones que no comprometan su educación y formación.
2. Aprende a esperar. Evita querer todo de inmediato y recuerda que tu hijo está en formación y que no puedes exigir que lo domine al instante.
3. Aprende a reírte y bromear como forma de zafarte de una situación desesperada. Juega y se creativo en vez de siempre imponerte con cara de hosquedad.
4. Respeta a tu hijo. Este valor es de doble vía, no es solo el que le deben los peques a los mayores. Escuchar la opinión de tu hijo es respetarlo. Míralo y detente a escuchar.
5. Asume tu no ser perfecto. La idea de perfección angustia y estresa a cualquiera que se obsesione con esa fantasía. Tu hijo no es perfecto como tu tampoco.
6. Fuera la chaqueta de guardiana o de guardián. Tú no eres mejor madre si vives siempre vigilando. Aprende a dejar de ver lo malo y valida sus sonrisas, motívalo a reírse y divertirse.
7. Comunícate. Dile lo que esperas de él claramente.
8. Usa las palabras por favor, gracias y perdón constantemente.
9. Ejercítate. Deja de coleccionar justificaciones para no hacerlo.
10. Practica la espiritualidad. Aquieta el alma.
10. Practica la espiritualidad. Aquieta el alma.
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